"Desde el punto de vista científico, la probabilidad de que Dios exista es del 5%"
Richard Dawkins
Zoólogo británico, divulgador y ateo militante
Profesor en la Universidad de Oxford
Autor de "El espejismo de Dios"
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"La vida no puede haber tenido un comienzo al azar.El problema es que hay cerca de dos mil enzimas y la posibilidad de obtener todas ellas en un ensayo al azar es sólo de 1 entre 1040.000, (entiéndase que la cifra in extenso sería un 10 seguido de 40.000 ceros) una probabilidad escandalosamente pequeña que no puede ser considerada, ni siquiera si todo el universo consistiera en una inmensa sopa orgánica"
Chandra Wickramasinghe
Astrofísico británico, profesor de la Universidad de Cardiff
Astrofísico británico, profesor de la Universidad de Cardiff
Especialista en el estudio del polvo interestelar
Dirigió el departamento de Matemáticas Aplicadas y Astronomía en Cardiff
Dejando a un lado el notable hecho de que Dawkins no ofrece ninguna otra referencia que apoye esta nueva y, como siempre, optimista conclusión :-), le otorgaremos un más que generoso margen de confianza y aceptaremos el, a todas luces, erróneo dato que nos propone: "Desde el punto de vista científico", nos dice,Dios tiene un 5% de probabilidades de existir, y, por tanto, dada una posibilidad tan baja, lo "racional" es aceptar que simplemente Dios no existe...
Sin embargo, Dawkins no parece tener ningún problema para aceptar que las posibilidades de que la vida surgiera por azar en la Tierra bajan mucho, pero mucho, del 5%... Para creer esto, el reverendo Dawkins :-) no necesita hacer acopio de fuerzas, como las que parece necesitar para aceptar a Dios como causa inicial... Le basta y le sobra con su FE.
Por supuesto, para elaborar su porcentaje, Dawkins no ha contado con la opinión del profesor Wickramasinghe (ni la de Paul Davies, Carlos Wotzkow, Francis Collins, Antonio Ambrosetti, Michael Denton, Michael Behe, Javier Peteiro, Richard Benedict,William A. Dembski y otras innumerables, para él, "ovejas descarriadas de la fe verdadera" :-)) Todos ellos hubieran desestimado sus eufóricos cálculos. Pero ya sabemos que el punto fuerte de nuestro profesor no es la imparcialidad. En mis castizos lares, a esto se le llama la "estrategia del embudo": la parte ancha para mí, la estrecha para ti.
O, dicho de otro modo más jocoso y menos reverente, el evangelio "Según San Meconviene".