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Los ateos y el problema del mal (I)

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epicuro frases dios


Los historiadores ni siquiera están seguros de que esta cita sea realmente de Epicuro, solo se le atribuye, pero supongo que la reconocen :-) es una de las favoritas de nuestros ateos. En este post y en el siguiente les ofrecemos un par de réplicas.

Aunque el argumento que compartimos es de Alvin Plantinga, el modo magistral de exponerlo se lo debemos, una vez más, a Manuel Alfonseca. Supongo que se me nota lo mucho que le envidio, entre otras cosas, esa habilidad suya para la concisión, algo de lo que una servidora carece por completo :-) Nuestros sufridos lectores ya se habrán dado cuenta.

Les dejamos con el profesor:
 

"En el mundo existen males aborrecibles, reconocidos por todos. Pensemos en la solución final para el exterminio del pueblo judío y los experimentos de los médicos nazis con seres humanos. Estos males aborrecibles no lo son como consecuencia de opiniones personales, sino porque el hecho en sí es horrible. Pero, en un universo materialista, un mal aborrecible no podría existir: la hostilidad, el odio, incluso hacia las personas más allegadas, debe entenderse como el esfuerzo de los genes para asegurar su supervivencia (Dawkins dixit). No puede haber nada perverso ni antinatural en ello. Luego el materialismo lleva a la conclusión de que el mal no existe(el deber del hombre no está escrito en ninguna parte, ¿recuerdan?). En tal caso, no se puede utilizar el problema del mal para demostrar que Dios no existe. En cambio, si partimos de que Dios sí existe, esos hechos son horrorosos, profundamente perversos, porque son un desafío contra Dios (mismo), la fuente de todo lo bueno... Luego la existencia del mal se convierte en un indicio de la existencia de Dios".



  Pueden leer el artículo completo aquí. Si yo fuera usted, no me lo perdería.


***


"En el momento que dices que un conjunto de ideas morales puede ser mejor que otro, estás, de hecho, midiendo ambas por un estándar –diciendo que hay un conjunto que se acerca más a ese estándar que el otro-. Pero el estándar que se utiliza para medir dos cosas tiene que ser algo diferente a las cosas que mide. Se están comparando ambas, sin duda alguna, con una Moralidad Real, admitiendo que hay tal cosa como un ‘Correcto’ Real, independientemente de lo que la gente piense, y que algunas ideas se acerca a ese Real más que otras".
 
Medievalista, escritor, crítico literario, académico, apologista, ensayista británico
Profesor de Inglés en la Universidad de Oxford

(Aunque muchos le conocen solo por ser el autor de "Las Crónicas de Narnia":-))


 ***


 "Pero entonces, ¿quién define el crimen? ¿Quién el bien y el mal? Todos los sistemas tradicionales colocaban la ética y los valores fuera del alcance del Hombre. Los valores no le pertenecían: se imponían y era él quién les pertenecía. Ahora sabe que son sólo cosa suya, y al ser por fin su dueño le parece que se disuelven en el vacío indiferente del universo. Entonces es cuando el hombre moderno se vuelve hacia -o mejor contra- la ciencia calibrando su terrible poder de destrucción, no sólo de los cuerpos, sino de la misma alma".  

Jacques Monod 
Bioquímico francés
Premio Nobel de Medicina en 1965
Autor de "El azar y la necesidad"
 

*** 


Repetimos nuestra advertencia habitual:

Tanto Plantinga como Alfonseca se definen como autores cristianos, aunque pertenecen a distintas nominaciones. El hecho de que citemos algunos párrafos firmados por un experto en particularNO significa que estemos de acuerdo con todo su ideario, ya sea filosófico, religioso o político. Estamos, únicamente, mostrando conformidad con lo dicho expresamente en esos párrafos que transcribimos.

 Aclarado lo cual, si el lector agnóstico o ateo decide no tomar en consideración este argumento esgrimiendo como única excusa que lo firma alguien que profesa alguna religión, estará incurriendo en una burda falacia ad hominem


***


Resumamos: si usted es ateo y consecuente con sus creencias, el concepto del "mal" para usted debería ser una invención subjetiva. El mal no existe. Si reconoce la existencia del mal objetivo (y, por tanto, de su opuesto, el bien), es que está reconociendo también la existencia de una Moral Ideal, superior, ajena al curso de la evolución de las especies y, por ello, externa al Hombre mismo. Un código ético tomado como referencia universal, establecido... ¿Por quién? Al aceptar la existencia del mal, usted está aceptando indirectamente la existencia de Dios. O reconoce que Dios existe, o reconoce que el concepto "mal" no es más que una simple quimera y, por tanto, irrelevante y de nula validez argumental en el debate que nos ocupa. No puede sostener a la vez la existencia del mal y la inexistencia de Dios. Llegamos así a la conclusión de que el conocido argumento ateo "si Dios existiera, no habría mal" es falaz.






Más citas con foto, aquí.

Bibliografía del sitio.



Dios tuvo que elegir entre hacer un universo sin seres conscientes o un universo exento de mal. Manuel Alfonseca (El problema del mal II)

La ciencia pierde credibilidad cuando un postulado científico es enarbolado como ariete ideológico. Javier Yanes

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dios y la ciencia frases yanes

Tanto el fundamentalismo de corte ateo como el religioso o teísta son responsables de que buena parte de la población crea que "ciencia" y "Dios" son dos términos excluyentes e irreconciliables, hasta el punto de que mucha gente se siente forzada a elegir entre la una y el otro. En la red podemos hallar memes tan disparatados como éste:


ciencia contra religion


No es broma :-). Pueden encontrar esta viñeta en webs "serias" tanto ateas como religiosas instándonos a elegir entre ambos como si se tratara de elegir entre la vida y la muerte.


En nuestro sitio, desde su mismo inicio, hemos dejado clara nuestra postura a este respecto. Cuando dedicamos alguna entrada a indicar las limitaciones del método científico, no lo hacemos con la intención de desacreditar a la Ciencia (como nos reprochan nuestros críticos) ni mucho menos a los científicos. Nada más lejos de nuestra intención y lamentamos que lo entiendan así. Si señalamos esas deficiencias es simplemente porque, relativas a la Ciencia en su conjunto, estas fallas no lo son en absoluto, solo suponen una característica más de su particular metodología: la Ciencia se va "reinventando" a sí misma a cada paso, es normal que aparezcan cada vez más incógnitas por explicar y que, incluso, muchas queden para siempre en el misterio, no creo que nadie tenga ningún problema en aceptar esto. Pero, aplicadas y enfrentadas a la filosofía cientifista, esas deficiencias de las que hablamos son letales, la transitoriedad de los postulados científicos señalan el talón de Aquiles de una filosofía que pretende ofrecer respuestas "eternas" y "fijas" sobre el sentido de la vida, respuestas fijas cuyas raíces, paradójicamente, están encerradas en terreno siempre "provisional". Esto demuestra, una vez más, que ciencia y cientifismo no es lo mismo por mucho que los cientifistas insistan en hacernos creer lo contrario. Recordamos de nuevo que el cientifismo pretende que esta maravillosa herramienta que es la Ciencia es la ÚNICA que puede aportarnos respuestas útiles y "verdaderas" a las preguntas últimas sobre el Hombrey su destino y que, por tanto, solo a ella debemos acudir para elaborar códigos morales o éticos, desechando cualquier otra consideración "no científica".


Para ilustrar, otra vez, el modo en el que yo entiendo la Ciencia y su relación con Dios, voy a compartir con ustedes un breve relato que, supongo, les sonará:



"Una pequeña población estaba siendo azotada por una terrible tempestad que provocó una devastadora inundación. Todas las casas fueron anegadas y, dado lo accidentado del terreno y lo aislado del lugar, la ayuda tardaba en llegar. La situación era realmente desesperada. En el tejado de una de las casas se encontraba un hombre piadoso que, de rodillas, pedía al Cielo que le salvara de la crecida feroz del agua que se acercaba, peligrosamente hasta el lugar donde él se hallaba. Llevaba un rato rezando cuando, por fin, una lancha de Cruz Roja pasó por su lado y sus tripulantes le instaron a subir rápidamente:

-¡No se preocupen por mí! -gritó nuestro amigo a través del rugido de la lluvia-. ¡Aún hay muchas personas en los demás tejados y encaramadas a las copas de los árboles, vayan a buscarlas! ¡A mí me salvará Dios!

De nada sirvieron los ruegos de los cooperantes, el hombre no accedió a subir con ellos a la barca salvadora.

A lo largo de la tarde, dos embarcaciones más llegaron a la casa donde el hombre seguía orando con el agua ya por la cintura: una lancha de la Guardia Civil, otra del Ejército... No hubo manera humana de convencerle de que se dejara ayudar, la respuesta era siempre la misma: "Vayan a buscar a los demás, a mí me salvará Dios".

Llegó la noche y la fuerza de la crecida arrastró finalmente a nuestro hombrecito que, como cabía esperar, acabó ahogándose.

Como era un buen chico, su alma fue al Cielo. Estaba feliz de estar allí, pero no dejaba de intrigarle el hecho de que Dios no le ayudara a sobrevivir a la inundación, cuando se lo pidió con tanto fervor... "¿Qué pasó con el
'pedid y se os dará'?", se preguntaba algo enojado nuestro amigo. Decidió no quedarse eternamente con la duda y solicitó una explicación:

-Señor, ¿por qué no me rescataste de las aguas? -preguntó-. Yo Te lo pedí con fe, como Tú siempre nos enseñaste. Estaba seguro de que me salvarías.

-Y yo escuché tu oración -respondió Dios.

-Perdona, Señor, no me escuchaste. Y si me escuchaste, no hiciste nada. Yo esperaba que tus ángeles vinieran a salvarme, pero no lo hicieron. No me ayudaste.

-Sí te ayudé -insistió el Creador.

-Si me hubieras ayudado, no me habría ahogado -protestó nuestro amigo, ya algo picado.

-¿Quién crees que te envió las tres lanchas?"

😊


(Supongo que forma parte de la bondad de Dios permitir la existencia de una inmensa variedad de tipos humanos, incluido el de los tontos :-))


Bien, imaginen ahora a otro hombre piadoso que, encerrado en su cuarto, pide a Dios "conocimiento sobre el mundo observable", el único que, por definición, el hombre puede alcanzar. "Señor", implora nuestro nuevo protagonista, "dame conocimiento, quiero saber cómo se mueven los planetas por el firmamento, de qué están hechos los astros, de qué están hechos los anillos de Saturno, qué fuerza extraña mantiene inamovibles las elegantes órbitas de los cuerpos celestes, por qué el sol no se apaga, qué es y de dónde viene esa misteriosa sustancia que llamamos materia, cómo pudo surgir la vida de lo inerte, cómo se entretejió el recóndito ADN, de dónde procede la exquisita disciplina de la célula ... Cuéntamelo, háblame, Señor".


Supongamos que el buen amigo no es contestado del modo que él desea, es decir, por medio de, digamos, "iluminación espontánea". Supongamos que, al igual que el protagonista de la primera historia, nuestro amigo, en vez de molestarse en abrir él algún que otro libro, desea que lo que se abra sea el cielo y baje un ángel a cuchichearle respuestas al oído :-). La visita angelical, por supuesto, no tiene lugar y, del mismo modo que el ahogado por cabezota, nuestro curioso impenitente muere sin adquirir el conocimiento que tanto desea. En el Cielo ya lo sabe todo, menos la respuesta a la pregunta que más le intriga: ¿Por qué no fue contestada su oración?

A una servidora no le cuesta nada imaginar la respuesta de Dios:


 "¿Y para qué crees que hice la Ciencia?"


  ***



Para el teísta aconfesional (y también para muchos religiosos) la Ciencia es un instrumento de Dios, una lancha salvadora :-), uno de los muchos relatos que, superpuesto a los otros, nos ayudan a componer una imagen siempre aproximada del plano del Creador. La Ciencia es de Dios, como lo es la Filosofía, la Lógica experimental, la Metafísica, la Matemática, la Teología o cualquier otra disciplina. Todo es Suyo, todo parte de Él y todo, incluidos nosotros, volveremos a Él, una vez hayamos interpretado las pistas que, desde cada ámbito del saber, va dejando caer a nuestro paso. Por eso, a los que así pensamos, imágenes como esta de abajo que tanto abundan en la red y que fuerzan una disyuntiva maniquea... 


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... no dejan de parecernos el fruto inocente de un delicioso candor. 

Ya que estábamos imaginando, imaginen también (la última vez, lo prometo) a uno de los empleados de una modernísima planta de montaje de automóviles, ataviado con su impoluto mono blanco y manejando con habilidad a esos asombrosos robots que encajan milimétricamente las piezas. Imaginen, digo, a este orgulloso trabajador espetando al ingeniero que fabricó las máquinas inteligentes que él controla:

-A diferencia de usted, señor ingeniero, yo puedo crear automóviles.



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Sí, nosotros siempre lo hemos tenido claro, desde el inicio, desde el mismo título de nuestro blog, que es también de todos ustedes y está a su servicio, sean ateos o creyentes:


¿Dios o la Ciencia? No, "Dios y la Ciencia".




Si lo desean, pueden leer los excelentes artículos de Javier Yanes, de uno de los cuales tomamos la cita de hoy, aquí. Eso sí, absténganse aficionados a las pseudociencias :-)
  
Tomamos de aquí la foto para el montaje que encabeza nuestra entrada de hoy. Si alguien considera que no debimos hacerlo, póngase en contacto con nosotros en la dirección de correo indicada en la sidebar y la eliminaremos. Gracias. 



Ver también:

El fundamentalismo científico, una forma de pseudociencia
Cuando la ciencia se vuelve ideología
La filosofía materialista es presentada como una conclusión científica
Ciencia y fe, la guerra imaginaria
Ciencia y fe se complementan
Los científicos no se oponen a la experiencia religiosa
La Ciencia y la Fe, juntas, hacia Dios
El biólogo Javier Sampedro, contra el fundamentalismo de Dawkins
¿La fe se ha opuesto a la Ciencia? (I)
¿La fe se ha opuesto a la Ciencia? (II)



Más citas con foto en nuestra galería.

Bibliografía.


El materialismo promisorio es una superstición. John C. Eccles

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frases de dios eccles

Si el materialismo es la doctrina filosófica que sostiene que todo lo que existe es materia, el materialismo promisorio (expresión acuñada en el siglo pasado por Karl Popper) es aquel que pretende que todas las incógnitas que aún se resisten al método científico serán explicadas en un futuro desde esa misma doctrina. El materialismo algún día lo explicará todo y lo solucionará todo, incluida esa pequeña molestia que supone no ser inmortales.

***


 ¿No es "sospechoso"que los deseos del hombre coincidan con la realidad?

 Nuestros amigos ateos a menudo nos hacen esta pregunta a los creyentes, y "sospechoso" es el vocablo que suelen usar :-). A ellos les parece altamente improbable que el hombre desee protección, seguridad, propósito y vida eterna, y que la realidad le obsequie "precisamente"con esos dones... La réplica viene casi rodada: primero, no todo el mundo coincide en estos deseos, o, al menos, si son los mismos deseos, muestran diferentes facetas: si es cierto que muchos prefieren sentirse protegidos por alguna entidad poderosa, otros muchos prefieren no sentirse protegidos, con tal de no sentirse vigilados :-) El caso de Jean Paul Sartre es casi paradigmático (transcribimos al final de esta entrada una anécdota muy reveladora extraída de su exquisita autobiografía "Las palabras", publicada en 1965). Ya hemos desmontado aquí en varias ocasiones la extendida opinión de que los ateos son más "valientes" que los teístas al enfrentarse al mundo sin, lo que ellos llaman, "muletas"... :-) No es que sean más valientes, es solo que el mismo miedo puede adoptar muchas formas.

Segundo: ¿no es "sospechoso" que la realidad esté hecha solo de materia, "precisamente" la única sustancia que está al alcance del hombre y, por tanto, la única que éste puede estudiar, medir, manipular?¿No es sospechoso que toda la realidad acabe "precisamente" donde acaba nuestra percepción?¿Por qué no podría acabar varios metros más allá? ¿Porque dos metros más allá ya no llegaríamos? ¿Sólo por eso la realidad acaba dos metros más acá, porque hasta aquí sí que llegamos? :-) Esto sería lo más deseable, ¿verdad? Que no quede nada "fuera" de nuestro alcance.... Eso sería lo IDEAL ¿Estamos de acuerdo? Y, si estamos de acuerdo en que esto es lo más deseable,¿no es "sospechoso" que los deseos del hombre coincidan con la realidad? :-)

Sospechoso, sí. Y mucha, mucha casualidad... Pero, claro, nuestros amigos ateos cientifistas no tienen grandes problemas para inventarle habilidades descabelladas al azar, la única causa de cualquier fenómeno por inconcebible, prodigioso y deslumbrante que sea. El azar, el Alfa y la Omega, principio y fin de todas las cosas... El auténtico dios de los agujeros.

Y el materialismo, la nueva Tierra Prometida.


 ***



Aquí tienen las citas de Sartre que anunciábamos más arriba:  


 "Sólo una vez tuve el sentimiento de que Dios existía. Había jugado con unos fósforos y quemado una alfombrita. Estaba tratando de arreglar mi destrozo cuando, de pronto, Dios me vio, sentí su mirada en el interior de mi cabeza... Estuve dando vueltas por el cuarto de baño, como un blanco vivo. Me salvó la indignación; me puse furioso contra tan grosera indiscreción, blasfemé... No me volvió a mirar nunca más".


La blasfemia consistió exactamente en maldecir tres veces al Creador con mucha enjundia, "como hacía mi abuelo", aclara el autor. No las reproducimos para no herir sensibilidades, pueden ver el texto completo en este enlace, pág. 72. La estrategia, como él mismo nos cuenta, funcionó: la insoportable angustia que se apoderó del pobre chaval al creerse "observado" y pillado en falta por un Ente imprevisible murió súbitamente, como muere la fruta una vez que cortas el árbol que la sostiene y le proporciona la savia. La angustia ante lo absurdo de la existencia que Sartre experimentó más tarde y que nos transmitió en su magistral "La náusea" no era, ni de lejos, tan asfixiante como la desesperación de sentirse observado, atrapado por un Ser que, tal como se lo habían descrito, podía fulminarle en cualquier momento... y por cualquier motivo. Cambió una angustia por otra, es cierto, pero, para él, el cambio fue positivo. La segunda angustia era más llevadera.

Unas páginas antes Sartre confesaba que en su niñez:


"En el Dios al uso que me enseñaron no encontré al que esperaba mi alma; necesitaba un Creador y me daban un Gran Patrón".


 No dudo de la buena intención de los educadores del pequeño Jean Paul, pero es así, precisamente así, como se gesta el ateísmo en muchas personas. Yo misma lo he podido comprobar en múltiples ocasiones tanto en la vida real como en el universo de internet. Dense una vuelta por los miles de blogs ateos que menudean por la red, verán que los jóvenes blogueros suelen reservar una sección especial para explicar las vicisitudes que les llevaron a su "conversión" al ateísmo. Muchos dicen haberse sentido liberados... Curiosamente, eso es justo lo que sienten muchos "conversos" al teísmo. Como nos dice el biólogo Francisco J. Ayala, en la mayoría de los casos la Ciencia no tuvo nada que ver con la mudanza interna de estos ateos. Apelan a ella a posteriori porque creen (erróneamente, como venimos mostrando en este sitio desde hace ya más de cuatro años) que esta disciplina legitima sus creencias por considerarla la antítesis de la fe. Eliminada la seguridad vital que les ofrecía el discurso tradicional, necesitan aferrarse a otro madero que los mantenga a flote. Como todo el mundo. Y el determinismo cientifista es un cómodo sustituto. Un mullido cojín de plumas donde descansar.

Un conocido webmaster ateo confiesa en su blog que, cuando era niño, solía rezar un avemaría y un padrenuestro cada noche antes de dormir, y que, cuando el cansancio le vencía y no podía hacerlo, la deuda se iba acumulando para la noche siguiente: "En ocasiones llegaba a pagar 20 ó 30 rezos acumulados. Cuando dejé de rezar debía más de 500 de cada uno"nos dice el buen hombre, sin caer en la cuenta de lo mucho que, con esta anécdota, nos está descubriendo sobre las genuinas razones de su conversión.No hace falta ser un catedrático en psiquiatría para comprender qué procesos mentales pueden llevar a un ser humano a elegir, como decía Platón, las tinieblas en lugar de la luz ¿verdad? Basta con que nos disfracen la luz de tinieblas. Todos los gestos acomodaticios pretendidamente intelectuales con los que adornamos la verdad desnuda de nuestra primera y temblorosa motivación, en demasiadas ocasiones, no son más que eso, un traje artificial con el que investimos nuestra inseguridad, ese temor ancestral a "la arbitrariedad de los dioses", sea cual sea la forma que esa arbitrariedad divina adopte para nosotros.

 Jim Henson, que sabía mucho de niños :-), decía que éstos no recuerdan lo que los adultos intentamos enseñarles, sino lo que somos. ¿Me permiten la osadía de despedirme hoy con un consejo personal? Sean cuidadosos con el modo en que se muestran ante los niños y, sobre todo, tengan especial cuidado con la imagen de Dios y del mundo que les están transmitiendo sin palabras, con sus actos y gestos cotidianos. Y, por favor, no carguen pesados fardos sobre sus pequeñas espaldas. No disfracen la luz de tinieblas... 

Quizás del modo en que ustedes enfrenten hoy esta delicada tarea de educar dependa, en gran medida, que la próxima generación conciba la vida como una gloriosa bendición... o como una náusea.





Disculpen las mayúsculas.
Ver también:




Más citas con foto en Galería.




Hacia el infinito

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stephen hawking

"Hacia el infinito" es el título de la biografía escrita por Jane Hawking, primera esposa de Stephen, una obra que les recomiendo leer porque la película que surgió de ésta, "La teoría del Todo", aunque magnífica y laureada, por exigencias de guión y metraje se deja muchas cosas y matices en el tintero. Por ejemplo, el gran sentido del humor de la ex señora Hawking, un rasgo que la distingue y del que en la película no queda ni rastro.

Mientras leía la triste noticia del fallecimiento de Stephen Hawking, recordé de pronto una anécdota poco conocida del profesor, tan poco conocida que me costó un buen rato localizar el libro y el párrafo donde aparecía. Se trata de una confidencia que el físico hizo a Saul Paternak, conductor de su vehículo adaptado. Apareció el 22 de diciembre de 2006 en el semanario hebreo Jerusalem, pág. 28 formando parte de un artículo titulado "The Driver of Mister Hawking". Si yo la conozco es porque es citada por Roy A. Varghese en el prefacio al ensayo "Dios existe" del filósofo Antony Flew, pág. 33. Según Paternak, Hawking le confesó:


"Creo en la existencia de Dios, pero también creo que esta fuerza divina, una vez estableció las leyes físicas de la naturaleza, ya no interviene en el mundo ni las controla".


Es otro modo de verlo. Lo dejo ahí como un pequeño regalo a mis muy sufridos y pacientes lectores :-)

Hacia el infinito... Descanse en paz, profesor, hoy
 el universo es un lugar un poco más triste.


***


Tienen todas las entradas que aluden a Hawking en este enlace.


Nuestra Bibliografía.


¿Un universo de la nada? Miguel A. Pelacho Aja (Parte I)

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sean m carroll dios y la ciencia


Hola a todos, ¿qué tal están? :-)

Les pido disculpas por este largo parón, circunstancias personales muy graves me obligaron a detener mi actividad. Las circunstancias siguen siendo adversas, y me temo que no tengo tanto tiempo como antes para dedicar a nuestro blog, pero confío en que podamos publicar algunos posts que considero muy interesantes para el asunto que tratamos.

Tengo que agradecer a Miguel Ángel Pelacho Aja, de la Agencia Estatal de Meteorología, que se tomara la molestia de leer el libro de Lawrence M. Krauss,"Un universo de la nada", para enviarnos estos comentarios al respecto que voy a intentar ir publicando poco a poco para todos ustedes. Muchas gracias, Miguel Ángel, gracias por tu magnífica colaboración y, sobre todo, por tu loable paciencia :-) 
Les dejo con él.


***


El libro que voy a comentar lleva ya publicado unos años (desde 2012, en su versión original “A Universe from Nothing”), pero ha tenido bastante impacto desde entonces en el ámbito de la divulgación científica. Forma parte de esos libros escritos por un determinado grupo de científicos del entorno anglosajón que profesan un ateísmo militante. Como es sabido, uno de los más famosos en ese contexto es Richard Dawkins, amigo personal del autor de este libro, y muy admirado por él. De hecho, el postfacio del libro está escrito por este biólogo evolutivo ya retirado. El autor del libro que ahora nos interesa es un cosmólogo americano, Lawrence M. Krauss, y no parece ser tan agresivo como Dawkins al argumentar a favor del ateísmo, aunque mantiene su misma línea argumentativa, común también a otros científicos que intentan mostrar la coherencia de su increencia mediante supuestos argumentos científicos. Y he escrito este adjetivo “supuestos” porque voy a intentar mostrar que de lo que carecen es justo de argumentos científicos, al hablar de conceptos como creación, nada, Dios, etc. Uno podría pensar que, dada la carrera tan consolidada que tiene el autor en ese ámbito científico, yo no soy nadie para criticar y pretender estar a la misma altura. Sin embargo, no pretendo criticar la ciencia de este científico, sino su falta de conocimiento de otros conceptos no estrictamente científicos (o al menos no únicamente científicos), y su cientifismo, que no es lo mismo que su ciencia. El cientifismo es una posición ideológica que lleva al científico a interpretar la realidad y los conceptos de una manera muy reduccionista sin tener en cuenta los argumentos de otras áreas delconocimiento también válidas para entender la realidad. Este cientifismo está tan metido en la mentalidad de algunos científicos que es posible que ni ellosmismos sean conscientes de los estrechos límites en los que se mueven para entender esa realidad. Éste parece ser el caso de Krauss. 

Para hacer una crítica de un libro, positiva o negativa, obviamente, hay que leer el libro. Empecé hace unos días a hacerlo pero, cuando llevaba unas diez líneas, me percaté de que había contenido suficiente para, al menos, empezar la crítica. Esto es así porque en esas frases del prólogo el autor ya menciona con mucha claridad cuál es el objetivo del libro y cuáles son sus ideas principales. Se lo agradezco de veras porque no siempre los autores de este tipo de obras son tan claros. Tengo que decir también que me ha llamado la atención su rectitud porque enseguida muestra las pegas con las que sus argumentos han sido recibidos por gente que piensa de manera contraria a él, sin descartarlos de entrada como razones propias de un nivel inferior dominadas por una injerencia de lo religioso o filosófico en lo científico. Este modo de enfocar este asunto sí es frecuente, en cambio, en su amigo Dawkins, que de manera vehemente y muchasveces casi irracional arguye contra todo lo que pueda oler, según su entender, a presencia cristiana o religiosa. Veremos si en el resto del libro se mantiene este tono tan adecuado para debatir, porque de momento sólo he leído (y sólo voy a comentar) el prólogo. En posteriores escritos en este blog podré aportar más ideas a medida que vaya leyendo los capítulos. 


El prólogo.


La primera frase ya es una declaración de principios, pues el autor manifiesta claramente que no se siente cercano a la convicción de que la creación requiera un creador. Con esto ya tenemos el tema fundamental del libro: demostrar que la misma física basta para explicar no sólo que exista larealidad sino el procedimiento que dio lugar a su existencia. Incluso, más explícitamente, Krauss señala que “la ciencia moderna ya se está enfrentando a la cuestión de por qué hay algo en vez de nada“. Con esto, según este científico, la ciencia también sería el único ámbito adecuado en el que plantearse la pregunta “¿Por qué hay algo, en vez de nada?” Dice el autor: “Aunque se suele plantear como una cuestión filosófica o religiosa, es primero y ante todo una pregunta sobre el mundo natural; por lo tanto, el medio adecuado para intentar resolverla, primero y ante todo, es la ciencia.” Bien, antes de seguir con otros temas del prólogo quiero detenerme aquí para hacer ver algo que es quizá obvio. Que la pregunta sea sobre la existencia del mundo material no implica en grado alguno que el medio adecuado para resolverla seael mismo medio material. Suponiendo esto, como el autor hace, se está cayendo en un a priori por el cual ya supongo que la única explicación para lo material es la materia misma. Esto es precisamente lo que hace el cientifismo: no hayrealidad más allá que la material, por lo tanto la única manera de explicar larealidad es la que explica el mundo material. Para los no habituados con la física aclaro que, cuando se habla de materia en la física, ya se da por supuesto que es masa y/o energía. 

En cualquier caso, realidad material, medible, física. Diciendo esto se está suponiendo que toda la explicación de cualquier realidad pasa por la explicación científica, cuando en realidad hay muchos asuntos que la ciencia noha explicado ni puede explicar. Entonces, uno podría pensar, como de hecho hacen muchos científicos como Krauss, que todavía no las ha explicado pero las explicará (materialismo promisorio del que hablaba Popper, en otras palabras, "fe"). Pero justo esto es en sí mismo no científico. Curioso porque el mismo Krauss cita las condiciones necesarias para que haya conocimiento científico y precisamente una de ellas es que haya pruebas. Pero si todavía no hay pruebas de la explicación de toda la realidad por medio de la materia, ¿cómo puede decir desde la ciencia que la ciencia misma las encontrará? ¿Y si no las encuentra, entonces se cae todo? Con esto el autor está descartando de un plumazo toda explicación posible a los porqués que no venga del método científico experimental, y esto es claramente una limitación. 

Me detengo ahora en un tema que el autor aborda valientemente, porque no todos los científicos como él lo hacen. Se trata de aclararse con lo que significa el concepto de “nada”. De esto se habla en muchos libros de cosmología pero hasta ahora no había leído que un cosmólogo como él expusiera lo que entienden unos y otros sobre este concepto. Alude el autor a la definición de “nada” según los filósofos y teólogos como “inexistencia”. Y lo bueno es que este cosmólogo se da cuenta de que cuando personas como él hablan de la nada, no lo están haciendo según este concepto sino que en realidad siempre hay algo, sea energía, fluctuación, vacío cuántico, o lo que sea. La cuestión es que el vacío no es la nada, pues siempre hay algo. Pero si de verdad no hay nada, entonces no cabe la física para explicar lo que sea. En realidad, no habría ni siquiera leyes de la física… El autor no puede admitir esto porque entonces todos los argumentos desde la ciencia perderían su sentido. Entonces Krauss recurre a algo ya conocido en el contexto de la cosmología: “hemos aprendido que el espacio y el tiempo pueden aparecer espontáneamente”. También sugiere algo un poco más refinado. Se trata de que si, de hecho, Dios creó algo a partir de la nada, como dicen los teólogos, entonces en esa nada había un potencial de crear algo, que la hace, según él, distinta del concepto de nada dado “por decreto divino”. Entonces, de alguna manera asocia esa potencialidad a que una leyes permiten un concepto de la nada distinto al que consideran los filósofos y teólogos. En el fondo, no se quiere admitir que todo haya surgido por una causa externa que ha creado algo de la nada porque al no ser un concepto científico suena para esta gente como una injerencia en su campo.  

Sin embargo, no es así. Partir de esa realidad no supone en modo alguno una injerencia en la ciencia sino el reconocimiento humilde de que, de hecho, la ciencia no puede llegar a explicarlo todo porque su método es limitado. Con esto no quiero decir que la ciencia tenga que demostrar que hay un creador. Ni siquiera podría porque sus límites están marcados por la realidad material. Pero en este límite reside también su éxito al llegar a explicar muchas cosas del mundo material, utilizando un método muy eficaz. No se trata tanto, como sugiere el autor, de tapar lo que no se ha entendido bien todavía con explicaciones mitológicas, leyendas o filosofía barata (el famoso dios de los agujeros), sino de reconocer que la ciencia también tiene sus límites y dar peso a otras explicaciones, también con sus límites, pero que cuando son razonadas también pueden ser razonables. Reconocer esto es más coherente que vivir con la pretensión de que la ciencia puede o podrá explicarlo todo. Al menos, uno no cae en un a priori tan elocuente y en una ansiedad continua cuando, de hecho, ve que no todo lo puede resolver o explicar desde la ciencia. Por cierto, el autor llega a decir que incluso la moralidad podrá explicarla la ciencia en algún momento, sustituyendo a la religión en ese terreno. Una vez más un a priori no científico. Incluso, aunque pudiera ser así, como todavía no hay pruebas de ello, ningún científico debería hacer esta afirmación tan rotunda.

Por si no ha quedado clara su intención transcribo aquí literalmente lo que dice en el siguiente párrafo: “Mi verdadero propósito aquí es demostrar que, de hecho, la ciencia ha transformado el campo de juego de tal forma que estos detalles abstractos e inútiles sobre la naturaleza de la nada han sido sustituidos por intentos operativos útiles de describir cómo podría haberse originado en realidad nuestro universo. También explicaré qué puede implicar esto en relación con nuestro presente y nuestro futuro.”

A partir de ahora, el autor enfrenta dos desafíos desde mi punto de vista. Uno es cómo va a explicar el inicio del universo, y el otro es si me va a convencer de que ese inicio no requiere de un creador sino que la propia física puede explicarlo. Como he dicho en los anteriores párrafos, esto último me parece una tarea imposible desde la propia ciencia, pero veamos qué nos cuenta este gran cosmólogo.


Miguel Ángel Pelacho Aja es físico,
Licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad Complutense de Madrid 
y doctor en Ciencias Físicas por la Universidad de Navarra. 





Seguiremos a la escucha :-)

Todas las entradas relacionadas con el cientifismo, incluida ésta, aquí.
Todas las entradas relacionadas con el reduccionismo, incluida ésta, aquí.

Más citas con foto, aquí.

Nuestra Bibliografía.



¿Un universo de la nada? Miguel A. Pelacho Aja (Parte II)

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cita john horgan


Seguimos con la serie de artículos del doctor Pelacho Aja sobre el ensayo de Lawrence M. Krauss "Un universo de la nada". En esta ocasión, el doctor reseña los capítulos uno y dos, con él les dejamos:


En el primer capítulo se describe el cambio de concepción sobre el universo que tuvo lugar en el siglo XX, gracias a varios descubrimientos y bajo la guía de algunas lumbreras científicas, como Einstein y otros. El universo deja de verse como algo estático, en favor de una cosmovisión que implica un mundo en expansión desde que tuvo lugar el Big Bang. Esto, según el autor, conduce a buscar un origen que agrada enormemente a algunas esferas cristianas, como al Papa Pío XII. Para Krauss, este Papa llegó a hablar de una confirmación científica de la creación del universo, aunque en realidad Pío XII no afirmó esto de manera tan rotunda. Sin embargo, sí es cierto que sus palabras son fácilmente interpretables en este sentido, y por ese motivo el sacerdote y científico Georges Lemaître, padre de la idea del Big Bang y miembro en su día de la Academia Pontificia, advirtió al mismo Papa que el concepto teológico o metafísico de creación es algo de carácter muy distinto a la teoría científica del Big Bang. Es de agradecer que Krauss mencione este aspecto, pues es algo que de manera habitual confunde la mayoría de la gente. 

Cuando se habla de Creación desde el punto de vista filosófico no se está pensando en que sea necesario que haya habido un momento temporal del origen del universo. Lo que se quiere decir es que lo que existe debe su existencia a un creador, que mantiene en el ser lo creado. Se trata de una dependencia ontológica (es decir, en el plano del ser), que no implica necesariamente un inicio temporal. En el campo teológico basta con saber que toda la creación, incluido el hombre, ha sido creada por Dios y depende de Él en su ser. El autor del libro sólo menciona el desagrado de Lemaître que entendía bien este aspecto de la doctrina tomista, pero no lo da como algo asumido plenamente por la teología católica y la filosofía cristiana. Puede suponerse que es por el desconocimiento del cosmólogo de esta doctrina, como ocurre también con tantos otros científicos. Seguro que sobre este asunto habrá que volver numerosas veces al comentar este libro porque es una de las cuestiones más frecuentes que se plantean al pensar en el origen del universo, confundiendo los planos físico y metafísico. 

Como el autor del libro menciona más adelante, son las pruebas empíricas las que van a llevar a la conclusión, prácticamente aceptada en la actualidad, de que el universo está en expansión. Hubble y algunos otros hicieron ese trabajo durante el siglo XX, como queda muy bien explicado en este capítulo.

El autor menciona una de esas ideas tan atractivas que suelen mostrarse cuando se habla de cosmología al gran público. Es la idea de que todo lo que existe ahora, humanos incluidos, contiene los mismos elementos que las estrellas primitivas. Somos “hijos de las estrellas” porque nuestros cuerpos están hechos del polvo de las estrellas que en su día explotaron. En la famosa serie documental “Cosmos”Carl Sagan ya sacaba a relucir esta idea tan atractiva. Sin embargo, pienso que no es del todo cierta, pues en realidad nada ni nadie contiene exactamente lo mismo que había hace miles o millones de años. Hay una transformación continua y no queda casi nada del principio. Quizá de lo poco que queda es la radiación cósmica de fondo, pero de eso no se habla en este capítulo. Es como si pensáramos que tenemos las mismas células que cuando éramos unos bebés. Todo nuestro cuerpo ha sufrido cambios y somos realmente diferentes que hace unos años, también en la mayor parte de la composición material. Igualmente, aunque el universo contenga los mismos elementos químicos es distinto a como era al principio. Quizá este comentario pueda parecer de poca importancia, pero lo expongo aquí porque se está dando la impresión de que es el propio universo (la materia en sí misma) la que da razón de la existencia de todo lo que hay ahora mismo, como si lo único que tuviera el hombre fuera materia y esa materia estuviera ya determinada desde el inicio del universo. Si estuviéramos hablando en general de la materia del universo, quizá no habría problema en aceptar esto, pero en el caso del hombre hay algo más que materia. No sólo somos “hijos de las estrellas”. Hay algo más que necesitamos saber para explicar qué es el hombre. En el fondo, sin decirlo, se está otra vez asumiendo un criterio cientifista para explicar una realidad que va más allá de lo puramente material.

Respecto al capítulo segundo, el escritor explica los diferentes modelos de universo que llevarían a éste a finales distintos, según el escenario adoptado. Se trata de considerar el universo como plano, abierto o cerrado. En el segundo caso el universo estaría permanentemente en expansión, mientras que en el último se colapsaría en algún momento, dando lugar a un Big Crunch. Para averiguar en qué situación estamos es necesario saber la masa contenida en el universo, pero ésta va más allá de la observable. Hay que tener en cuenta la materia oscura que, como se está comprobando, en realidad está presente en una proporción muy elevada. Casi la totalidad del capítulo está dirigido a explicar la importancia que tiene este tipo de materia en el modelo cosmológico que resulte más adecuado para entender el universo y su final.

 

Miguel Ángel Pelacho Aja es físico,
Licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad Complutense de Madrid 
y doctor en Ciencias Físicas por la Universidad de Navarra.

 

 

Aquí tienen la primera parte de esta serie.

 

Otra cuestión peliaguda :-)

¿Quién creó a Dios? La falacia de Dawkins.

 

Todas las entradas que aluden al Big Bang, aquí.

Todas las que aluden a Lawrence M. Krauss, incluida ésta, aquí

Más citas con foto aquí.

Bibliografía.

 

¿Un universo de la nada? Miguel A. Pelacho Aja (Parte III)

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cita george ellis


Seguimos con el análisis del libro "Un universo de la nada" de Laurence M. Krauss por parte del doctor Pelacho Aja. Nos centramos en esta ocasión en los capítulos 3º y 4º. Espero que lo disfruten :-)

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En estos capítulos el autor realiza una introducción a los principales conceptos de la cosmología, con la intención de que se entienda bien el contexto de las conclusiones que va a mencionar en los siguientes. Por este motivo son textos en los que casi no se plantean cuestiones filosóficas (excepto algo en el capítulo 4) sino que están dedicados a describir las principales teorías físicas, siempre desde un punto de vista divulgativo, para que cualquier lector se pueda hacer una idea. De todas formas, el lector que tenga algunos conocimientos matemáticos y físicos entenderá mucho mejor lo que aquí se explica, puesto que algunas de estas descripciones son, a pesar de los intentos del científico, un poco abstractas. 

En el capítulo 3 se cuenta en qué consiste la radiación del fondo cósmico de microondas como prueba del Big Bang, los posibles modelos de universo según la geometría aceptada del espacio-tiempo (cerrado, plano o abierto) y el experimento BOOMERANG (véase enlace anterior) para medir las fluctuaciones de esa radiación de fondo que parece apoyar uno de esos modelos de universo.
El problema de la materia o energía oscura es abordado en el capítulo cuarto. Es éste uno de los grandes temas clave todavía no resueltos por la cosmología, puesto que de la cantidad de esta materia que haya depende en gran parte el tipo de universo en que vivimos. Aprovechando este asunto, Krauss vuelve a mencionar el concepto “nada” en la físicacomo algo identificado con el espacio vacío: para él “nada” sería el espacio vacío que queda después de haber “sacado” toda la materia y la radiación que haya en él. Parece éste un error de principiante, pues precisamente desde Einstein sabemos que el espacio es relativo. Una de las diferencias entre la mecánica newtoniana y la de Einstein es que Newton consideraba que es posible la existencia de un espacio absoluto sin referencia ninguna a la física. Sin embargo, el espacio es siempre relativo a lo contenido en él o referenciado a él: no existe un espacio sin relación con la materia-energía. Por tanto, es imposible encontrar un espacio donde no haya absolutamente nada: ni materia ni energía. Digamos que justo esa materia o energía es lo que acota el espacio y le da carácter de existencia. En realidad, en el texto no queda muy claro si ese concepto de nada es el que sostiene Krauss, o simplemente lo menciona así para seguir con la explicación de la naturaleza del universo a partir de la constante cosmológica introducida por Einstein en las primeras etapas del desarrollo de la cosmología. 

Partiendo de estas explicaciones, el autor nos adentra en los inicios de la mecánica cuántica. Bohr, Planck, Heisenberg, Dirac, Schrödinger, Feynman, son algunos de los nombres que cita. Esto no lo hace como un ejercicio de erudición sino porque es necesario para entender los principios del universo: es esencial comprender la física cuántica que rige el comportamiento de la materia y energía en esos momentos. En particular, esto le sirve al autor para explicar la existencia de partícula elementales y de sus antipartículas. Es decir, para hablar de la materia y la antimateria, ya que, en este sistema materia-antimateria, se basan los que, como él, pretender deducir la aparición del universo sin que sea necesario apelar a una causa externa al mismo. De hecho, en algún momento el autor declara: “la existencia de las antipartículas … también convierte el espacio vacío en algo mucho más complicado.” Habría que preguntarle por qué ahora un espacio donde no hay 'nada' resulta complicado... 

A partir de la existencia de antipartículas y de la mecánica cuántica, Kraus pretende hacer ver que se pueden crear antipartículas que irían hacia atrás en el tiempo durante periodos brevísimos, diciendo que entonces algo se ha generado de la nada. Como se ve, sigue el empeño de asociar el concepto metafísico de la nada con algo físico que en realidad nunca ha llegado a ser nada. El problema está en que los cientifistas jamás reconocerán que exista algo más allá de la pura física y por tanto siempre intentarán explicar estos conceptos con herramientas  tomadas de la ciencia. El hecho de que haya personas que no quieran reconocer algo más allá de la física en la realidad podría ser algo aceptable hasta cierto punto. Digo hasta cierto punto porque, de hecho, hay realidades que no se explican bien sólo con la ciencia y eso salta un poco a la vista en la vida diaria.

Pero es en parte aceptable que esas personas piensen que laciencia podría explicar esas realidades aunque todavía no lo haya hecho. Es casi una cuestión de creencia en las posibilidades de la ciencia (yo diría que sin "casi", doctor :-), es una clara cuestión de fe), y podría tener cierto sentido porque mediante la ciencia en tiempos recientes se han logrado explicar muchas cosas que antes eran realmente impensables. Sin embargo, lo que no es aceptable es que usando la ciencia se pretendan explicar conceptos que no son científicos. Cuando se habla de la nada no se está pensando en realidad en un espacio vacío o algo similar sino directamente en la no existencia de algo. Este concepto no pertenece a la ciencia porque, si no hay nada, tampoco puede haber ciencia. Por si no queda clara la cantinela de Krauss, transcribo aquí otra frase que revela algo que aparece con mucha frecuencia en el libro: “…cuando admitimos la posibilidad de que pares de electrón-positrón puedan aparecer espontáneamente de la nada, para acto seguido aniquilarse mutuamente de nuevo, durante cualquier espacio de tiempo corto…” La “aparición espontánea de la nada” es un modo de identificar espacio vacío (o sea, algo, sea lo que sea) con la nada. Por cierto, otro concepto interesante en física de partículas es el de partícula virtual. Aquí virtual quiere decir que es una antipartícula que existe durante un período de tiempo tan corto que no se pueden llegar a saber sus propiedades. Serían esas antipartículas formadas en brevísimos períodos de tiempo que se han citado anteriormente. Como se ve, “virtual” no significa que no existan sino que han existido durante muy poco tiempo.


Como afirma el propio Krauss, queda mucho por averiguar en todo este campo para llegar a una buena teoría de la gravedad cuántica. Como resumen en cuanto a conceptos confusos que aparecen en estos capítulos, citaremos fundamentalmente dos: la asociación de espacio vacío con la nada y la mención de la creación espontánea de antipartículas. Ambos conceptos, nada y creación, van más allá de una explicación física de la naturaleza, como ya se ha dicho. En los próximos capítulos habrá ocasión de volver a estos temas e incluso de averiguar con más detalle lo que el autor nos quiere decir respecto a ellos.



Miguel Ángel Pelacho Aja es físico,

Licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad Complutense de Madrid 

y doctor en Ciencias Físicas por la Universidad de Navarra. 




Continuará...
Pueden consultar las entradas anteriores de esta serie aquí y aquí.


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El fundamentalismo científico, otra forma de pseudociencia.
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"Las ciencias presuponen la existencia del mundo que nos rodea y tratan de dar una respuesta a la pregunta acerca de cómo está constituido, qué leyes lo rigen e incluso cuál ha sido su origen físico; pero no entran en la cuestión del sentido ni de la razón de su existir. Este problema es el que siempre se le escapa a la ciencia y sobre el cual tenemos todo el derecho a hacernos preguntas"

Agustín Udías 
Catedrático emérito de Geofísica en la Universidad Complutense de Madrid
  Jesuíta, autor, entre otros, de"Historia de la Física. De Arquímedes a Einstein", 2004


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"Los avances de la física moderna y la cosmología nos ayudan a abordar preguntas subyacentes como por qué hay algo llamado 'universo' y por qué hay cosas llamadas 'las leyes de la física'...? 
En una palabra: NO".

 Sean M. Carroll
Cosmólogo, profesor de física y divulgador
Especializado en energía oscura y relatividad general
Se considera agnóstico






El azar como sustituto de la ignorancia

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dembski cita

Como hemos apuntado en otras ocasiones, todo depende de la posición de partida: si a priori has decidido que el azar "debe ser" la explicación a todo, porque psicológicamente te resulta la solución más cómoda al enigma de la existencia, así será para ti, por mínimas que sean las probabilidades que se te ofrezcan como respaldo para tu "fe". Aunque, como nos dice Dembski, se puede utilizar a Dios en el mismo sentido, el teísta siempre tendrá un par de ventajas sobre el ateo; la primera es que no es difícil aceptar que Dios pudo crear leyes programadas desde su inicio con la capacidad inherente de aprovechar el azar para resolver problemas. Nosotros mismos creamos máquinas que usan el azar para, a su vez, crear otras cosas. Manuel Alfonseca nos lo resumía así con su estilo impecable:


"Yo trabajo en el campo de vida artificial, y utilizo algoritmos genéticos y selección natural para simular la evolución en mis mundos simulados. Supongamos que algún día consigo que en mis programas aparezcan seres inteligentes. Aplicando el argumento de Dawkins, esos seres podrían decir: 'La evolución de la vida en nuestro mundo se basa en el azar y la selección natural. Luego es probable que Manuel Alfonseca no exista".


Pero resulta que, aun así, tanto científicos como filósofos de la ciencia están ya reconociendo que hay asombrosas incógnitas para las que el recurso del azar se nos queda corto. 

La segunda ventaja y la más obvia, es que, por muchas vueltas que le demos, a todos nos cuesta menos concluir que Las Meninas fue obra de un ser inteligente que una voltereta del azar... Tanto da, para los adalides de la lógica y la razón, que el azar se comporte de un modo tan sobrecogedoramente anómalo e inteligente es lo más "lógico y razonable". El azar intervino en el fabuloso mecanismo de la evolución de las especies y, por consiguiente (¿por consiguiente?), no solo intervino, sino que fue la causa inicial y razón de serde todo lo demás... El todo por la parte, una bonita falacia de composición.


cita dios y la ciencia feyerabend

 Creo que fue Oscar Wilde quien dijo que un tonto nunca se recupera de un éxito. Parece que los listos también tienen problemas con esto :-), habida cuenta del modo en que los ateos cientifistas han utilizado la exitosa teoría de Darwin para justificar todo su andamiaje ideológico. Volveremos pronto a esta cita de Feyerabend y les mostraremos hasta qué punto es cierto que el cientifismo (más que la ciencia) impide el paso -hoy día- a sus muchos "rivales". Y cuando hablamos de los rivales del cientifismo, no nos estamos refiriendo a exaltados predicadores televisivos, a magufos o ilusionistas. No, si así fuera, no habría problema. No por mi parte.

Quédense a la escucha.


***



William Dembski es un conocido defensor del Diseño Inteligente. Como hemos advertido en otras muchas ocasiones, el hecho de que citemos a un autor no implica que estemos secundando todo su ideario, sino que suscribimos las ideas que expresa en esa cita en cuestión. Una vez más, el profesor Alfonseca nos ayuda a exponerles cuál es nuestra posición respecto al Diseño Inteligente, pueden verloaquí.





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Robert Jastrow y el racionalismo

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"Pienso que todo es el resultado de leyes planeadas". Charles Darwin

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darwin cita

El texto de la cita es un extracto del archivo epistolar de Darwin, concretamente de una carta dirigida a su amigo el también naturalista Asa Gray.

"Demasiado profundo para el intelecto humano". El materialismo postula un cerebro surgido a raíz de una larga cadena de "afortunadas" casualidades. Un producto, en fin, de la "fuerza bruta", lo cual le confiere demasiadas posibilidades de ser falible. Y, sin embargo, se confía por completo en la fiabilidad de este órgano para entender el todo, especialmente, las respuestas a las preguntas más trascendentales del ser humano, ese "¿Por qué?" que la ciencia no abarca. Darwin comprendía el problema, al menos él lo comprendía.

Agradezco a los lectores su bendita paciencia :-) y les insto a seguir con nosotros. Pronto continuaremos con la interesante serie del doctor Pelacho Aja sobre el libro de L. Krauss "Un universo de la nada".

Para quienes hayan iniciado ya sus vacaciones, les deseo un feliz y descansado verano :-)


Ver también:

El ateísmo de Alfred Russel Wallace
El Dios de Darwin
Daniel Dennett y la peligrosa idea de Darwin 
Extra Scientiam nulla salus
El hombre no es un animal más
"El Señor del Azar". Manuel Alfonseca vs Richard Dawkins.
¿El universo se creó a sí mismo? (Otra vez Hawking).

Todas las entradas que aluden a Darwin incluida ésta, aquí.

Todas las entradas sobre el cientifismo, incluida ésta, aquí.

Más citas con foto en nuestra Galería.

Bibliografía.



¿Solo la ciencia conoce? Enric Fernández Gel

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“Por muy bien que un detector de metales detecte metales, no se sigue que no exista el agua, la madera o la piedra. La clave es ver que del éxito de un método para conocer aquello que es susceptible de ser conocido por ese método, no se sigue que solo exista lo que ese método puede conocer. O que no haya otros métodos que sean igualmente racionales para conocer esas otras cosas… Si un método tiene un alto grado de poder predictivo y tecnológico, lo que nos muestra es que es el método idóneo para conocer esos aspectos de la realidad que son predecibles, controlables, cuantificables. No se sigue de aquí que esos aspectos agoten la realidad entera y que no haya otros métodos de investigación racional aparte de éste. Lo contrario es no dejar que lo real determine tu método, sino hacer que tu método dictamine lo que es real. En otras palabras, tomar tu método como una ideología”.

      Pero al que tiene un martillo, todo se le vuelve clavo...

      Enric Fernández Gel es filósofo y tiene un interesantísimo canal en Youtube llamado "Adictos a la Filosofía". No os lo perdáis 😉

      Cientifismo. Tocado... y hundido👎

      Un abrazo a todos.

 

 Todo sobre el cientifismo en este blog, aquí.

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